El sector de la investigación de mercados dirigió su mirada a internet cuando éste empezó a fortalecerse como herramienta de comunicación. La existencia del ciberespacio da la opción a los expertos en investigación de mercados de recurrir a nuevas y diferentes técnicas de recogida de datos, al mismo tiempo que facilita la relación comunicativa entre el objeto de estudio y el investigador. Sin embargo, el uso de internet como herramienta de investigación no está exento de críticas, sobre todo debido a las implicaciones éticas que supone el paso de la investigación offline a la investigación online.
Existen algunas consideraciones éticas fundamentales cuando se trata de estudiar los comportamientos y actitudes de las personas. El objetivo del presente texto no es el de poner en duda estas consideraciones, que se aceptan como universalmente válidas, sino el de estudiar cómo la práctica investigadora se ciñe o se aleja de los objetivos subyacentes a estos principios éticos. La investigación online se está desarrollando a pasos agigantados, avanzando en esta carrera a la reflexión sobre los dilemas éticos que ésta supone.
Los tres principios éticos que pueden entrar en contradicción con el uso actual de las técnicas de recogida de datos son las siguientes (Convery y Cox, 2012): el consentimiento del investigado, la distinción entre espacio público y privado y los potenciales riesgos que comporta la investigación para los investigados. Quizás el caso más polémico sea el de la distinción entre espacio público y espacio privado.
Si nos fijamos en un entorno offline, es de sentido común que todos aquellos hechos sociales que ocurren en un espacio público pueden ser objeto de estudio sin necesidad de contar con el consentimiento de las personas involucradas en este fenómeno social. A nadie le supondría un dilema ético el hecho que un investigador apoyara empíricamente su estudio en los datos recogidos mediante la observación de lo que sucede en un campo de fútbol, un contexto totalmente público; sería un modo de poceder éticamente aceptable. Sin embargo, en un entorno online, la distinción entre aquello público y aquello privado puede resultar ambigua.
¿Los comentarios dejados en un foro o los mensajes mandados a los chat rooms se tienen que considerar como públicos o como privados? Ésta es la gran discusión que, en términos éticos, se ha generado a partir de la irrupción de la investigación online. En este sentido, se puede decir que existen dos puntos de vista enfrentados. El primer argumento tiene que ver con la cronología de los datos. Según algunos autores (Holmes, 2009), los comentarios realizados en chats o en foros son accesibles mucho tiempo después de que estos hayan sido colgados en internet, lo cual los hace comparables a los archivos de noticias de los periódicos. Si estas dos fuentes de información tienen el mismo estatus epistemológico, y teniendo en cuenta que los archivos de noticias son una de las fuentes de información secundaria más utilizadas por los historiadores, resulta obvio que no debería haber obstáculos éticos para centrar una investigación en las conversaciones online.
Otro argumento va en una dirección contraria. Según Eysenbach y Till (2001), aunque la publicación de comentarios online y el desarrollo de actividades offline con carácter público puedan tener ciertos paralelismos, hay un hecho que los separa: las diferencias psicológicas percibidas por el sujeto. Las personas involucradas en discusiones online pueden no estar buscando su visibililidad pública, al contrario, pueden estar considerando que el desarrollo de su actividad se focaliza en el ámbito privado… aunque, obviamente, su participación es, a posteriori, accesible de manera pública. La frontera ente lo que es público y privado, pues, depende de cómo lo perciba la persona. En este sentido es bueno que el investigador llegue a un acuerdo con los participantes de una determinada actividad online sobre cuál es el nivel de privacidad existente en su situación comunicativa.
En el caso que se llegue a la conclusión que una determinada actividad online es de carácter privado, el investigador tiene que preguntarse cuál es la mejor manera para proceder a recoger el consentimiento de los participantes de la comunidad que desea estudiar. Eysenbach y Till (2001), plantean dos soluciones:
Un tercer procedimiento consiste en preguntar directamente al administrador del chat o del foro cuál sería el mejor modo de conseguir el consentimiento de la comunidad virtual.
Otro punto problemático de la investigación online es el análisis de los riesgos a los que pueden estar expuestos las personas investigadas. Existen, a grandes rasgos, tres tipos de riesgos: que la participación del investigador en la conversación provoque reacciones psicológicas negativas en los investigados; una violación de la intimidad; y, finalmente, cuando el bienestar general del grupo en el cual se centra la investigación resulte dañado. Estos riesgos son mucho más probables en la investigación offline (por ejemplo, en una entrevista cara a cara), más intrusiva y agresiva que la investigación online. Sin embargo, si se daña la persona investigada en un entorno offline es mucho más difícil que el investigador pueda ofrecer su ayuda.
El desarrollo de la investigación online, pues, genera nuevos dilemas éticos que tiene en la distinción público-privado su talón de Aquiles. Sería ilusorio pensar que un conjunto cerrado de recomendaciones pudiera solventar los dilemas éticos de una manera transversal. Lo que puede ser éticamente aceptable en algunas comunidades virtuales, podría no serlo en otras. Esto no significa que se tenga que tomar una perspectiva éticamente relativista, sino que es una recomendación dirigida a promover un enfoque abierto y plural en relación a los aspectos éticos de la investigación online.
Referencias bibliográficas
-Convery, Ian; Cox, Diane (2012). «A review of research ethics in internet-based research«, Practitioner research in higher education, volumen 3, número 1. University of Cumbria.
-Holmes, S. (2009). «Methodological and ethical considerations in designing an internet study of quality of life», International Journal of Nusing Studies, número 46.
-Eysenbach, G.; Till, J.E (2011). «Ethical issues in qualitative research on internet communities», British Medical Journal, número 323.
Fotografía: Eire…
© 2019 Empirica Influentials & Research
Add comment